RECUERDOS DE UN ANTIGUO ALUMNO
Que comenzó a serlo a finales del
año 1957. En aquel entonces nos iniciábamos como tales al obtener el carnet del
Círculo Domingo Savio. En el segundo año me designaron Tesorero. Formaban la
Junta Directiva, entre otros, Paco y Rafael Alba, Juan Domínguez, Rafael
Ortega, Francisco García, ….. los que, al cumplir 20 años, pasaban a la
Asociación.
Cuando nos tocó el relevarnos fui
nombrado Presidente entre los componentes de ese gran grupo de amigos que
formamos la Junta Directiva: Diego Cabrera, Pedro García Torralbo, Vicente
Díaz, Rafael Rodríguez, Diego García, Juan Guijo, Rafael Molina,…. Aún hoy me
entristece grandemente que no se conserven los Libros de Actas y de Socios,
carnet, folletos y programas del fútbol y teatro, fotos banderines, etc. Queda,
guardada en un armario de la Sacristía, aquella bonita BANDERA que con tanto y
sano orgullo lucíamos en Procesiones y Misas Solemnes.
Como “JOYA DE LA CORONA” del
Círculo citamos aquellos 4 campeonatos de fútbol que conseguimos formar y
celebrar. Nuestros grandes esfuerzos, trabajos y gran dedicación a este
“menester” lo vimos recompensado por la cantidad de jóvenes que, por unos
motivos u otros, acudían al Colegio, por el numeroso público que asistía a
presenciar los partidos y por ver publicadas en la última página de EL CRONISTA DEL VALLE “II época
(1957-1962), las crónicas que sobre los mismos redactábamos. El Periódico se
encuentra digitalizado en la Biblioteca de la Junta de Andalucía.
Debido a la limitación de espacio
esquematizo los datos más significativos:
Con
nuestras propias manos construimos e instalamos las porterías reglamentarias.
Se
formaban 6 equipos, se podía participara entre los 15 y 18 años, estaban
representados casi todos los barrios del pueblo y no era imprescindible el ser
socio del Círculo.
Pudimos
costear cuatro conjuntos de camisetas. Pantalón y botas eran propias de cada
jugador.
Los
partidos, como norma general, se celebraban los domingos y fiestas, por la
mañana y, si mal no recuerdo, de febrero a junio.
Buscábamos
patrocinadores para los primeros trofeos, costeábamos los segundos (lógicamente
de menor valor) y para los de consolación se encargaban unos bonitos banderines
bordados a mano.
Al
menos en dos ocasiones fuimos entrevistados en la Emisora Local gentilmente
invitados por Ángel Rodríguez.
Otra actividad, aunque efímera y
con sensación de fracaso, fue la representación escénica. “El elenco no llegó a
dar la talla”, esa tan buenísima que tenía los AA.AA. “mayores”.
Creo recordar que fueron tres la
obras y, con un de ellas, ELOISA ESTÁ
BAJO EL ALMENDRO, nos atrevimos a hacer dos salidas: Fuente La Lancha y Alcaracejos. Por suerte,
con el sainete titulado CASIMIRITO y
que cerraba la sesión, arrancábamos muchas y sonoras carcajadas en el público
que les hacía olvidar cuanto habían visto y oído con anterioridad.
En contra, y con total humildad,
nos anotamos el gran éxito que obtuvimos con la celebración de los Ejercicios
Espirituales que, en régimen de cerrados y bajo la tutela y dirección de D.
Antonio Delgado (nuestro muy entrañable y querido D. Antonio “El Chiquito”),
hicimos en el Colegio de Antequera. Año 1964. Tanto en nuestro Colegio como
nuestro Círculo Domingo Savio fueron gratamente comentados y admirados por los
Padres Espirituales que nos lo impartieron y por los Colegios que también
asistieron dado el numeroso grupo de “los de Pozoblanco” (12 en total).
Nuestros contactos y relaciones con los AA.AA. “mayores” eran reales, continuos y efectivos. Los respectivos Consiliarios se preocupaban de que así fuese. De hecho, poco a poco, nos íbamos incorporando a la Cofradía, a los Quinarios y al Coro. A éste sólo aquellos que, sin ser Marcos Redondo, no desentonaban. Miguelito Villarreal se encargaba de la selección. Nuestra presencia también era notoria en la Fiesta de La Unión, Novenas a María Auxiliadora y Triduos a San Juan Bosco.
El Paso del tiempo me llevó a
cumplir los 20 años, fecha justa para dar el paso a otra generación e
incorporarme a la Asociación. Y dentro de ella fui nombrado Vocal y el cambio
me resultó bastante brusco y significativo. De la gran actividad física y
lúdica que llevábamos en el Círculo, pasé a otra más “reposada”, más intelectual,
más espiritual, más social y muy participativa con la Dirección del Colegio.
Me vienen al recuerdo aquellas
SABATINAS “rematadas” con las Buenas Noches de Don Antonio Martínez de Haro.
Aquellas salesianisimas NOVENAS a nuestra Madre, los TRÍDUOS a Don Bosco y los
recogidos y fervorosos QUINARIOS cuyo broche de oro era el desfile penitencial
al STMO. CRISTO DEL PERDON Y NTRA. SRA. DE LA AMARGURA. Toda la vida y obra de
la Asociación de aquellos y sucesivos años la podemos contemplar en el
magistral libro, editado recientemente, TESTIGOS
DEL PERDON y cuyo autor es mi muy querido hermano Manuel SDB.
A finales de 1968 cesó mi participación en la Asociación motivada por mi marcha del pueblo en busca de mejoras profesionales, pero sin que aquello significase dejadez y o abandono de mis sentimientos y obligaciones como AA.AA. Salesiano.
Mi primer destino en el que
encontré Colegio Salesiano, fue Salamanca. Mi corta estancia en aquella bonita
capital hizo que me tuviese que conformar con la asistencia, en familia, a la
misa dominical y alguna que otra visita sabática.
Mejor y más vividos fueron los
diez años que permanecí en Madrid. Me di de Alta en la Asociación (carnet nº
3517), mis dos hijos varones estudiaron en Salesianos Atocha y el menor, Jorge,
tomó su Primera Comunión. Allí disfrutamos recordando la vida y sucesos de mi
pueblo pues, entre los “tarugos” que también acudían a la Novena de María
Auxiliadora, intercambiábamos información.
Durante otros 22 años todas mis
visitas, novenas y hasta algún Rosario de la Aurora, las hacía en los Colegios
de Barakaldo y Deusto (Vizcaya), posteriormente pasé a Alicante y puedo decir
que me conozco todos “los rincones” de la Parroquia María Auxiliadora pero,
antes, en la gran ciudad de Puebla (México), púdeme realizar física y
espiritualmente como Antiguo Alumno Salesiano cuando localicé el Colegio que
allí existe y pude arrodillarme a los pues de “mi Virgen”.
El destino ha querido que vuelva
a mi tierra, “a mi pueblo”, a mi casa, a mi Colegio para que reviva mis bonitos
y felices años de infancia y juventud.
Desde estas torpes y sencillas
letras os animo a TODOS a continuar trabajando por una gran y buena Asociación
y ya próximos a la FIESTA DE LA UNION (26 de junio 2022), la asistencia en masa
a ella tras los dos años de la maldita pandemia. La están preparando a lo
grande y con muchas y bonitas sorpresas. Que el romanticismo y la nostalgia os
vuelvan a llevar a esos tan queridos patios del Colegio. Es una convivencia
íntima, familiar e inolvidable.
Antonio Rubio Vaquero
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