RECUERDOS DE UN ANTIGUO ALUMNO POR: ANA MARÍA CABRERA LÓPEZ

Profesora del curso 2ª FP año 1987-88

Las Palmas de Gran Canaria, 6 de mayo de 2022

 

Ante la petición de Alberto Luna para escribir algo sobre el recuerdo de mi colegio S. José de Pozoblanco, aunque lo mío no es escribir, no me podía resistir porque lo primero que me dice es que no quiere que le diga No, sino que escriba, así que a ver si soy capaz.

Me pongo a ello hoy día de Domingo Savio, el santo de los jóvenes y de la alegría, santo modelo del sistema preventivo de D. Bosco.

Son tantas las experiencias y los recuerdos que me vienen a la cabeza que no se si sabré ordenarlos.

Como he tenido la experiencia de ser antigua alumna y antigua profesora intentaré compartir algo de cada una.

No me es fácil recordar que año era el que fui allí a matricularme, lo cierto es que justo ese mismo año que yo llegué o el siguiente se celebró el 50º aniversario creo.

Llegué al colegio de rebote se puede decir, para probar suertes … ¡y vaya suerte que tuve!, mis dos años como alumna marcaron mucho mi vida y mi orientación.

Fui una alumna super feliz, siempre me siento orgullosa de decir que yo soy hija del sistema preventivo vivido en mi colegio. Fue llegar allí y todo el ambiente me cautivó, me enganchó. Los salesianos de aquel claustro supieron captar muy bien mi atención, hasta tanto que yo nunca quería terminar, no quería aprobar. Fue una experiencia de las más importantes de mi vida. Allí pude descubrir la maravilla que es el estilo educativo salesiano: familia, alegría, los jóvenes protagonistas, confianza en los jóvenes, amor a María Auxiliadora, a Jesús … Aunque terminé mis dos años allí de formación profesional, siempre continué vinculada al colegio, se convirtió en mi segunda casa, no me perdía nada: fiesta de d. Bosco, Mª Auxiliadora, fiesta de la unión, grupos de fe, oratorio de verano … ¡madre mía cuanta actividad!.

Después tuve la suerte de que me dieran la oportunidad de formar parte del equipo de educadores en la formación profesional, eso ya fue lo más, ¡que regalo!, recuerdo que fue un día de feria cuando llegó D. Francisco Carrillo a mi casa para decírmelo, ¡menudo fereo!. Cuando yo me vi en el colegio, por un lado con mucho miedo pero por otro con mucha ilusión por tener la oportunidad de hacer con los alumnos que me tocaran el bien que hicieron conmigo los salesianos y profesores que me tocaron, no se podía pedir más, fui la más feliz del mundo. Fue también una experiencia preciosa la vivencia entre los compañeros, éramos una pandilla de amigos ilusionados siempre por pensar y hacer cosas para nuestros alumnos, era tal celo el que nos movía, que para nosotros más que un trabajo era una forma de ser y vivir.

Doy gracias a Dios cada día y no me canso, del día en que llegué a ese colegio. Hoy soy lo que soy, Hija de María Auxiliadora (salesiana) gracias a esa transmisión  de la belleza y riqueza de lo que significa ser y vivir en salesiano. Así lo he vivido siempre y lo sigo viviendo actualmente en la misión que tengo encomendada ahora en Las Palmas de Gran Canaria. Soy una feliz salesiana en medio de los jóvenes, especialmente más necesitados. Ellos, dan cada vez más sentido a mi vida y por supuesto la llenan en plenitud.

Me pedía Alberto que pusiera alguna foto y en eso no puedo complacerlo, ya que no tengo conmigo ninguna foto, no se si alguien de mi familia dará con alguna. Lo que si puedo compartir son algunas fotos de la misión donde me encuentro hoy que son fruto de esa joven de 16 años que un día llegó a esa bendita casa y que siempre llevaré en mi corazón.

Me despido dando las gracias por la oportunidad de expresar mi alegría de ser Antigua Alumna del Colegio Salesiano San José de Pozoblanco. También  para dar las gracias a todos los salesianos, tanto a los que están entre nosotros como a los que ya están en el cielo, que intervinieron educativamente en mi persona y también a los profesores que formaban parte del claustro.

Deseo a toda la Familia Salesiana de mi pueblo, una feliz fiesta de Mª Auxiliadora y les animo a que no se olviden de reservar su plaza para poder disfrutar de la fiesta de La Unión  el próximo 26 de junio, si yo estuviera más cerca seguro que no me la perdía.

¡Ánimo y adelante!, que la alegría no deje de ser nuestra “marca”.

 

Ana Mª Cabrera López

(salesiana)


 



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