Las Palmas de Gran Canaria, 6 de mayo de 2022
Ante
la petición de Alberto Luna para escribir algo sobre el recuerdo de mi colegio
S. José de Pozoblanco, aunque lo mío no es escribir, no me podía resistir
porque lo primero que me dice es que no quiere que le diga No, sino que
escriba, así que a ver si soy capaz.
Me
pongo a ello hoy día de Domingo Savio, el santo de los jóvenes y de la alegría,
santo modelo del sistema preventivo de D. Bosco.
Son
tantas las experiencias y los recuerdos que me vienen a la cabeza que no se si
sabré ordenarlos.
Como
he tenido la experiencia de ser antigua alumna y antigua profesora intentaré
compartir algo de cada una.
No
me es fácil recordar que año era el que fui allí a matricularme, lo cierto es
que justo ese mismo año que yo llegué o el siguiente se celebró el 50º
aniversario creo.
Llegué
al colegio de rebote se puede decir, para probar suertes … ¡y vaya suerte que
tuve!, mis dos años como alumna marcaron mucho mi vida y mi orientación.
Fui
una alumna super feliz, siempre me siento orgullosa de decir que yo soy hija
del sistema preventivo vivido en mi colegio. Fue llegar allí y todo el ambiente
me cautivó, me enganchó. Los salesianos de aquel claustro supieron captar muy
bien mi atención, hasta tanto que yo nunca quería terminar, no quería aprobar.
Fue una experiencia de las más importantes de mi vida. Allí pude descubrir la
maravilla que es el estilo educativo salesiano: familia, alegría, los jóvenes
protagonistas, confianza en los jóvenes, amor a María Auxiliadora, a Jesús …
Aunque terminé mis dos años allí de formación profesional, siempre continué vinculada al colegio, se convirtió en mi segunda casa, no me perdía nada:
fiesta de d. Bosco, Mª Auxiliadora, fiesta de la unión, grupos de fe, oratorio
de verano … ¡madre mía cuanta actividad!.
Después
tuve la suerte de que me dieran la oportunidad de formar parte del equipo de
educadores en la formación profesional, eso ya fue lo más, ¡que regalo!,
recuerdo que fue un día de feria cuando llegó D. Francisco Carrillo a mi casa
para decírmelo, ¡menudo fereo!. Cuando yo me vi en el colegio, por un lado con
mucho miedo pero por otro con mucha ilusión por tener la oportunidad de hacer
con los alumnos que me tocaran el bien que hicieron conmigo los salesianos y
profesores que me tocaron, no se podía pedir más, fui la más feliz del mundo.
Fue también una experiencia preciosa la vivencia entre los compañeros, éramos
una pandilla de amigos ilusionados siempre por pensar y hacer cosas para
nuestros alumnos, era tal celo el que nos movía, que para nosotros más que un
trabajo era una forma de ser y vivir.
Doy
gracias a Dios cada día y no me canso, del día en que llegué a ese colegio. Hoy
soy lo que soy, Hija de María Auxiliadora (salesiana) gracias a esa
transmisión de la belleza y riqueza de lo
que significa ser y vivir en salesiano. Así lo he vivido siempre y lo sigo
viviendo actualmente en la misión que tengo encomendada ahora en Las Palmas de
Gran Canaria. Soy una feliz salesiana en medio de los jóvenes, especialmente
más necesitados. Ellos, dan cada vez más sentido a mi vida y por supuesto la
llenan en plenitud.
Me
pedía Alberto que pusiera alguna foto y en eso no puedo complacerlo, ya que no
tengo conmigo ninguna foto, no se si alguien de mi familia dará con alguna. Lo
que si puedo compartir son algunas fotos de la misión donde me encuentro hoy
que son fruto de esa joven de 16 años que un día llegó a esa bendita casa y que
siempre llevaré en mi corazón.
Me
despido dando las gracias por la oportunidad de expresar mi alegría de ser
Antigua Alumna del Colegio Salesiano San José de Pozoblanco. También para dar las gracias a todos los salesianos,
tanto a los que están entre nosotros como a los que ya están en el cielo, que
intervinieron educativamente en mi persona y también a los profesores que
formaban parte del claustro.
Deseo
a toda la Familia Salesiana de mi pueblo, una feliz fiesta de Mª Auxiliadora y les
animo a que no se olviden de reservar su plaza para poder disfrutar de la
fiesta de La Unión el próximo 26 de
junio, si yo estuviera más cerca seguro que no me la perdía.
¡Ánimo
y adelante!, que la alegría no deje de ser nuestra “marca”.
Ana Mª Cabrera López
(salesiana)
No hay comentarios:
Publicar un comentario