Cuantas veces, siendo niño, te recé…
Así empezaba la canción que nunca terminaba porque un nudo me lo impedía, esta canción me traía a la cabeza a mis dos madres, ambas ahora en el cielo pero por entonces, la Antonia del Andúfer me esperaba en la calle la Feria y cantaba continuamente esa misma canción.
Como mi amigo, vecino, y hermano de Hogares Don Bosco, Alberto el Rana, me ha pedido que hable como antiguo alumno de don Bosco, me saltaré mis ocho años de E.G.B., con pena, porque ya me gustaría contar tanto y tan bueno de esos años.
El día que recibí mi insignia de antiguo alumno acabó una etapa pero realmente no noté cambio alguno, aquellos patios seguían siendo mi segunda casa… carrozas, cruces de mayo, oratorios, teatros, el musical Don Bosco, excursiones culturales al teatro de Mérida, Almagro, Fuente Obejuna, Ruidera… Cómo lo pasábamos ¡y como lo pasaban los grandes!, otro grupo de antiguos alumnos algo mayores que nosotros que nos llevaban y nos traían como pandereta bruja y que no nombro porque cada cual del mencionado grupo se está dando por aludido.
Algunos años fuera y a la vuelta el día más feliz de mi vida de la mano de Encarna transcurrió a los pies de María Auxiliadora y junto a nuestro querido don Teodoro.
Pero fue no muchos años después cuando nuestra hija mayor, Aida, entró en sorteo para una plaza en infantil en los Salesianos. Recuerdo hablar con una de las antiguas alumnas del grupo mayor antes mencionado. Le dije con seguridad: “si María Auxiliadora quiere, entraremos”, a lo que ella me contestó: “¡pues claro que va a querer!”. Y así fue.
Le paso el micrófono a Aida:
Tan sólo llevo dos años como antigua alumna en los que por circunstancias de todos conocidas no hemos podido participar de muchas actividades. Pero durante mis años en el colegio Salesiano, me ha dado tiempo a encontrar un hogar y un lugar de recreo en cada uno de sus patios, de los que guardo cariñosos recuerdos. Espero que en los próximos años podamos disfrutar de nuevas vivencias juntos.
Gracias Óscar por esa fotografía, Que buenos ratos pasábamos haciendo carrozas. Ese era el autobús de Autoescuela Virgen de Luna, lo transformarnos y forrarlo fue todo un episodio.
ResponderEliminarAl final quedó genial y no lo pasamos subidos dentro, de lujo.
Es verdad, aunque sólo encontré esa fotografía, son muchas las imágenes que todos tenemos de esa época y todas nos sacan una sonrisa. Grandes momentos.
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