RECUERDOS DE UN COLEGIO POR: DON DIEGO CABRERA

 



Diego Cabrera García

Maestro jubilado

 

            Mi ingreso en el Colegio Salesiano, fue a los cinco años (octubre 1950), siendo director D. Luis Hernández Ledesma y D. Diego Reina, el encargado de la primaria.  (fundador de la Borriquita en 1952)

 

            Mi primera clase fue, la UNI que era el equivalente a preescolar. El aula estaba situada en lo que hoy es el teatro, se movían las sillas hacia atrás, para dejar paso a los pupitres, y poder recibir la enseñanza. Para ver el cine los domingos, se hacía la operación contraria. Nuestro profesor se llamaba D. José Espejo.

 

            Las demás clases estaban en el piso superior del teatro. Eran tres (la primera, segunda y tercera), y se accedía a todas ellas, por la misma entrada, de tal manera que para pasar de la última que era la primera, había que pasar por la tercera y por la segunda. De la UNI, pase a la clase primera, regida por D. Rafael Macías, todo un atleta. Este hombre era salesiano pero no sacerdote, era coadjutor, y vestía de paisano.

 

            En la clase primera, pase un año y medio, pues antes de acabar el segundo curso, me pasaron a la clase segunda, con D. Juan Martagón, que aunque no era salesiano, es del que mejores recuerdos tengo. Entre otros, fue el fundador de la banda de cornetas del colegio, que luego tuve el honor de dirigir, durante 22 años. Trajo de Morón de la Frontera, cinco o seis tambores usados, y otras tantas cornetas, y así se inició la banda.

 

            Al cumplir los 10 años, pase a la clase tercera, cuyo profesor era el salesiano encargado de la primaria. Un recién llegado, llamado D. Jesús Notario. Allí solo estuve unos días, pues enseguida me incorpore al bachillerato, siendo consejero encargado D. Vicente Martín.

 

            Al no haber instituto en Pozoblanco, el bachiller se cursaba en el colegio, donde estuve cinco años, hasta empezar los estudios de magisterio y educación física, en Madrid, en la Academia José Antonio, lo que hoy es el INEF.

 

            Para los exámenes de fin de curso, teníamos que desplazarnos a Puertollano, en el tren de carbonilla, que era lento a más no poder. Tardábamos casi tres horas en llegar.

 

            De mis profesores de bachiller, guardo un grato recuerdo y principalmente D. Vicente (ya mencionado), D. José Suárez, especialista en matemáticas y física y química, que además era un gran músico. También recuerdo, unos profesores que no eran salesianos, como D. Cesar, profesor de historia, y padre del misionero fallecido, D. Antonio Cesar Fernández, D. Ángel Muñoz, D. José Fernández Escribano (este nos regalaba una pareja de palomos, al que sacara sobresaliente en su asignatura), su hermano D. Jesús, D, Fernando Martínez, D. Eliodoro Martín (educación física).

 

 


            También tengo un buen recuerdo de D. Fernando Santiago, en sus inicios, como clérigo, y que años más tarde sería Director.

            El colegio tenia una estructura completamente distinta a como se presenta en la actualidad. A saber:

·         El primer patio y campo de futbol, estaba situado en lo que hoy es el pórtico de Domingo Sabio, que unido al del teatro, formaba un todo, incluyendo el edificio que hay entre estos dos patios, que naturalmente no existía.

·         Donde están las clases de primaria, había una vaquería, y delante estaba la huerta, que ocupaba los campos de deportes, el polideportivo y el ya citado patio de futbito. Hago mención especial, del hortelano, José María, que una vez eliminada la huerta, permaneció en el colegio, como encargado del mantenimiento de todo el edificio.

 

Desde el año 1955, hasta el inicio de la F.P., hubo en los salesianos un internado, donde estudiaban el bachillerato, alumnos de los pueblos del valle. En el piso superior de las aulas de primaria, estaba el dormitorio de los internos, llegando hasta cincuenta alumnos o quizá alguno más, y donde hoy, se ubican las aulas de infantil y primero de primaria, estaba el comedor de dichos internos.

           

            Cuando desapareció la huerta por completo, se construyó el campo de fútbol, que muchos supongo que ya habéis conocido. Era todo de tierra, y ocupaba lo que hoy son, las pistas de paddle, las de futbito y baloncesto e incluso el pabellón D. Bosco. En el se organizaron campeonatos de fútbol, durante varios años. Fueron muy interesantes, los de las temporadas 1961-62 y 1962-63, organizados por el Circulo de Domingo Sabio (AA.AA. Jóvenes), del cual yo fui vocal de deportes, siendo el presidente Antonio Rubio Vaquero. Era mucho el público que acudía a ver los partidos, los domingos por la mañana, ya que en el pueblo, era el único futbol que se veía.




 

            Como se puede observar, el cambio físico del edificio es muy notable. Aún hay más cambios, por ejemplo toda la parte delantera, pero sería muy largo de explicar y no me quiero extender.

 

            Una vez que se inauguró el instituto de Pozoblanco, los bachilleres desaparecieron del colegio, dando paso a la F.P. hasta hoy.

 

            He contado parte de mi época de alumno, y he omitido, los 25 años, que estuve de profesor de E.G.B. en la segunda etapa, impartiendo clases de matemáticas, ciencias naturales, física y química, amen de educación física y música. Aún recuerdo la rondalla infantil, y los campeonatos escolares, con lo que tanto disfrutamos. ¡Ah!, dos detalles:




 

  • Fui junto a Arturo Sánchez, en el año 1949, los dos primeros niños, cofrades del Cristo del Perdón y Ntra. Sra. de la Amargura, como también fundador a mis seis años, de la cofradía de la Borriquita.



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